Algunos autores identifican 3 estilos distintos de paternidad, relacionados con la forma en que los padres los controlan:
1. La paternidad permisiva. Es una forma de paternidad poco controladora, muy poco punitiva o castigadora. Los padres permisivos permiten a sus hijos tomar sus propias decisiones desde edades muy pequeñas, les permiten también regir sus propias actividades. El ejercicio del poder de los padres permisivo no tiene el intento de controlarlos, y pocas veces se muestran autoritarios. Normalmente prefieren apelar a la razón que al castigo o a la fuerza física.
2. La paternidad autoritaria. Se basa en normas de conductas firmes, muy frecuentemente basadas en creencias religiosas o políticas. Los padres autoritarios ejercen su poder con el fin de someter a los hijos; valoran mucho la obediencia de estos. Los hijos de padres autoritarios, tienen menos oportunidades de desarrollar la responsabilidad en sus decisiones personales, porque pocas veces las toman. Tampoco son tomados en cuenta en las reglas establecidas en el seno familiar, pues normalmente solo obedecen lo que sus padres deciden.
3. La paternidad racional. Este estilo de paternidad se sitúa entre las dos anteriores. Los padres de paternidad razonable establecen firmemente sus reglas y condiciones, pero permiten el debate y la discusión de las mismas por parte de los hijos. Los padres racionales, a diferencia de los que son autoritarios, establecen sus normas más en función a la razón que a sus creencias religiosas.
En los países occidentales, principalmente los países que tienen mayor desarrollo, el estilo de paternidad de mayor tendencia es la racional, pues permite que los hijos, en la medida en que son mayores y más maduros, aprenden a tomar decisiones y a medir el impacto de las mismas.
Es muy difícil predecir la forma que afecta la personalidad a los padres en los hijos, pero es conveniente que estos mantengan una vigilancia y un diálogo cercano con sus hijos; eso les permitirá conocer la forma en que sus hijos perciben las relaciones entre ellos, y mantener una postura flexible para modificar actitudes.
Algunos padres ejercen la paternidad mejor que otros, la diferencia muchas veces depende de los conocimientos que estos tienen sobre el desarrollo y la crianza de sus hijos. Otro aspecto que genera una paternidad responsable, es que algunos padres y madres definen con mas claridad las metas y expectativas que desean para sus hijos, y esto les permite capacitarse en las distintas áreas que competen a la salud mental de los niños, su potencial educativo, y las formas en que pueden motivarlos y estimularlos sus habilidades.
Algunos autores sugieren que las emociones de los padres pueden servir como indicador de la calidad de la paternidad, pues de manera regular la expresión de esos sentimientos de amor y preocupación, se traducen en actitudes y conductas positivas en los hijos.
El reto de los padres modernos es aprovechar toda la información que existe actualmente sobre el proceso de formación y desarrollo del niño y la paternidad responsable, para que ambos padres planeen una vida digna y feliz para sus hijos e hijas.
Excelente artículo.
ResponderEliminarRecurrentemente el motivo de consulta psiquiátrica de muchas madres y padres lleva implícita la fantasía de que el terapeuta eduque a su hijo (a). Solicitan (exigen) exámenes que justifiquen alguna "enfermedad" para ser medicados (mitos al rededor del Trastorno por Déficit de Atención e hiperactividad). En mi experiencia el 98% de los "trastornos psiquiátricos" en población que acude a Hospital general, se debe a mala función maternizadora y paternizadora, disfunción familiar o negligencia.
Saludos y felicidades por el contenido.
Querida Ana
ResponderEliminarTu texto me hizo recordar cuando -por trabajo- tenía que visitar lugares muy tristes: el albergue temporal de la PGJDF y el Tutelar para menores de San Fernando (también DF).
En ambos las historias son difíciles y en ocasiones imposibles de entender, sin embargo hay un denominador común: la violencia, el abandono de los padres y la doble vitimización de los menores (ante los incipientes servicios de salud física y mental para su atención, tratamiento y rehabilitación).
Estoy segura que la mayoría de los mexicanos queremos una sociedad más sana, libre, honesta y justa, gracias a textos como los tuyos -en especial éste último-, es posible hacer un alto en el camino y cuestionarnos: ¿cómo somos con nosotros mismos y, en consecuencia, qué tal andamos en la calidad amorosa hacia nuestros hijos?
Una vez más...
Gracias por compartir.
Saludos,
María.