Hay estudiantes que no aprenden a distinguir lo que es importante
sino hasta mucho después de haber dejado la escuela.
Thomas Sowell
sino hasta mucho después de haber dejado la escuela.
Thomas Sowell
Desde principios del siglo XX se ha conocido de la existencia de niños que, aún y que logran algunos resultados en la escuela, no rinden bien en las tareas de lectura, escritura y deletreo, a pesar de que su inteligencia, instrucción y oportunidades de aprendizaje son normales. Según el autor Cristal (1994) no existe ninguna razón médica, emocional o cultural que explique el desajuste entre sus capacidades intelectuales generales y lingüísticas y su nivel en el manejo del lenguaje escrito. A menudo, existe en su historial un retraso inicial del lenguaje, pero la capacidad para el lenguaje hablado es normal en apariencia a una edad aproximada de 9 años, en tanto que las destrezas del lenguaje escrito puede mantenerse al nivel de las de un niño de 5 ó 6 años.
Cada una de estas causas admitía varios enfoques posibles.
Recientes versiones de trabajos publicados indican que la existencia de una explicación unitaria de la dislexia es una ilusión. El interés moderno en el estudio de “casos individuales” está sacando a la luz la existencia de varios síndromes disléxicos que reflejan diversas causas posibles. Un punto de vista actual y popular es que hay un gran número de factores implicados en la dislexia y que algún subconjunto de ellos está presente en los casos individuales, por lo que NO PODEMOS GENERALIZAR.
En conclusión ¿Qué podemos hacer si sospechamos que nuestro hijo padece de dislexia? Bueno pues lo primero es observarlo detenidamente durante algún tiempo, determinando de manera específica cuáles son sus síntomas, cuáles son sus mayores dificultades o sus déficit, cuáles son esas situaciones especiales en las que el niño no logra adelantar en su lectura o escritura. Después de estar bien empapados de toda esa información que obtendremos de nuestras observaciones, entonces conviene consultar a un especialista prestigiado y experimentado en ésta área (no cualquier psicólogo ni cualquier neurólogo), y mostrarle todas las evidencias de nuestra sospecha.
No debemos esperar a que nuestro hijo comience a reprobar y a poner en apuros su autoestima, no podemos tampoco confiarnos solamente en lo que el maestro y la escuela nos informen; desgraciadamente existe poca información en los colegios sobre las Necesidades Educativas Especiales de los niños. Nosotros podemos ser un factor de prevención si nos informamos sobre este y otros tema, y de esta forma apoyaremos efectivamente a nuestros hijos….a tiempo!
Cada una de estas causas admitía varios enfoques posibles.
Recientes versiones de trabajos publicados indican que la existencia de una explicación unitaria de la dislexia es una ilusión. El interés moderno en el estudio de “casos individuales” está sacando a la luz la existencia de varios síndromes disléxicos que reflejan diversas causas posibles. Un punto de vista actual y popular es que hay un gran número de factores implicados en la dislexia y que algún subconjunto de ellos está presente en los casos individuales, por lo que NO PODEMOS GENERALIZAR.
En conclusión ¿Qué podemos hacer si sospechamos que nuestro hijo padece de dislexia? Bueno pues lo primero es observarlo detenidamente durante algún tiempo, determinando de manera específica cuáles son sus síntomas, cuáles son sus mayores dificultades o sus déficit, cuáles son esas situaciones especiales en las que el niño no logra adelantar en su lectura o escritura. Después de estar bien empapados de toda esa información que obtendremos de nuestras observaciones, entonces conviene consultar a un especialista prestigiado y experimentado en ésta área (no cualquier psicólogo ni cualquier neurólogo), y mostrarle todas las evidencias de nuestra sospecha.
No debemos esperar a que nuestro hijo comience a reprobar y a poner en apuros su autoestima, no podemos tampoco confiarnos solamente en lo que el maestro y la escuela nos informen; desgraciadamente existe poca información en los colegios sobre las Necesidades Educativas Especiales de los niños. Nosotros podemos ser un factor de prevención si nos informamos sobre este y otros tema, y de esta forma apoyaremos efectivamente a nuestros hijos….a tiempo!
Se ha denominado disléxico a estos niños, si bien se han diseñado etiquetas alternativas para designar la condición de “dificultades específicas de la lectura” y “dificultades de aprendizaje”; el término dislexia incluye habitualmente el tipo de dificultades denominadas “disgráficas” en el adulto con daño cerebral, debido a que se considera el trastorno como un problema del lenguaje escrito en todas sus formas.
Se dispone de abundantes datos sobre la carrera escolar destrozada de estos niños cuando nadie reconoce su trastorno. La incapacidad para leer, ya sea con el fin de obtener información, ya como placer, y los repetidos intentos infructuosos cuando intentan llevar a cabo tareas escritas tienen un efecto devastador en la capacidad y la motivación de estos niños para aprender. A menudo existen problemas asociados al manejo de símbolos numéricos, y en tareas que requieren memoria a corto plazo, como obedecer instrucciones.
La reducida capacidad de escritura y deletreo del niño tiende a considerarse como un síntoma de discapacidad educativa o poca capacidad intelectual. CUIDADO! pues esto conduce a una acusación de pereza o de falta de esfuerzo, con los consiguientes castigos en la escuela y el aumento de la tensión familiar en el hogar.
El problema de la dislexia se conoce cada vez más y muchos países han establecido organizaciones para llamar la atención hacia ese trastorno y proporcionar una ayuda especial. En un estudio de 16 países el porcentaje medio de niños con dificultad en la lectura fue de 8%, pero incluía casos que van de 1% en China y de 33% en Venezuela. Los números varían también de acuerdo al idioma o lengua, la incidencia en español se calcula en torno al 8%.La cuestión de la etiología (causas) de la dislexia ha dado lugar a grandes controversias; hasta hace poco, gozaba de gran difusión el supuesto de que todos los disléxicos eran básicamente similares y de que se podría encontrar una única causa para el trastorno. Por lo tanto se propuso un elevado número de posibles causas que postulaban algunos factores médicos o psicológicos, como la percepción visual, la integración intersensorial, la memoria, la atención, los movimientos oculares, el procesamiento verbal y la dominación hemisférica cerebral.
Se dispone de abundantes datos sobre la carrera escolar destrozada de estos niños cuando nadie reconoce su trastorno. La incapacidad para leer, ya sea con el fin de obtener información, ya como placer, y los repetidos intentos infructuosos cuando intentan llevar a cabo tareas escritas tienen un efecto devastador en la capacidad y la motivación de estos niños para aprender. A menudo existen problemas asociados al manejo de símbolos numéricos, y en tareas que requieren memoria a corto plazo, como obedecer instrucciones.
La reducida capacidad de escritura y deletreo del niño tiende a considerarse como un síntoma de discapacidad educativa o poca capacidad intelectual. CUIDADO! pues esto conduce a una acusación de pereza o de falta de esfuerzo, con los consiguientes castigos en la escuela y el aumento de la tensión familiar en el hogar.
El problema de la dislexia se conoce cada vez más y muchos países han establecido organizaciones para llamar la atención hacia ese trastorno y proporcionar una ayuda especial. En un estudio de 16 países el porcentaje medio de niños con dificultad en la lectura fue de 8%, pero incluía casos que van de 1% en China y de 33% en Venezuela. Los números varían también de acuerdo al idioma o lengua, la incidencia en español se calcula en torno al 8%.La cuestión de la etiología (causas) de la dislexia ha dado lugar a grandes controversias; hasta hace poco, gozaba de gran difusión el supuesto de que todos los disléxicos eran básicamente similares y de que se podría encontrar una única causa para el trastorno. Por lo tanto se propuso un elevado número de posibles causas que postulaban algunos factores médicos o psicológicos, como la percepción visual, la integración intersensorial, la memoria, la atención, los movimientos oculares, el procesamiento verbal y la dominación hemisférica cerebral.
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