Ningún problema en la crianza de los hijos empaña la felicidad de disfrutarlos. Pero, por qué negarlo, a veces se presentan situaciones que le quitan el sueño a los padres. “No sé qué hacer, el nene no quiere dormir solo”, “Mi hijo es muy solitario, ¿Estará deprimido?”, “¿La nena se niega a estudiar” y “…quiere ponerse de novia: ¿Qué le digo?”, son algunos de los pedidos de auxilio que llegan a quienes consultamos on line.
Distintos profesionales damos respuestas para resolver las 10 dificultades más habituales entre la niñez y adolescencia1- Control de Esfínteres.
Dejar los pañales es algo que celebra toda la familia, pero qué pasa si un nene de 3 años se resiste a dejar de usarlos.
En el limitado mundo simbólico del niño es difícil ver desaparecer algo de sí mismo. La madre debe introducir el hábito de usar el inodoro como parte de un juego, acompañado por un relato. Por ejemplo, juntos pueden arrojar la caca del pañal en el inodoro. La repetición de este acto probablemente permita que el niño comience a dominar la situación. Además, la mamá le puede decir que pronto llevará la caca al inodoro sin dejarla primero en el pañal; y que va a ser muy importante porque podrá usar sólo pantalones.
2- Temores NocturnosLa oscuridad, el silencio y la soledad evocan la ausencia de los padres, angustia y potencia los miedos. En ocasiones, los chicos no pueden superar esta situación y acuden a la habitación de mamá varias veces en la noche.
Para entregarse al sueño un niño debe poder estar solo. Pero, si teme a la soledad, buscará seguridad con sus padres. Una forma de ayudarlo es levantarse y acompañarlo hasta que pueda enfrentar el miedo. Y si no lo logra, es preferible ubicar un colchón en la habitación de los padres antes de que él duerma en la cama de ellos. También es importante que el chico exteriorice las imágenes que lo acechan. Con preguntas, los padres pueden ayudarlo a relatarlas. Un dibujo puede ser un buen recurso; permite que aquello que está sólo en la imaginación sea visto por otros. Incluso, después de varios dibujos, se podrá intentar romper la imagen.
3-Mala Conducta
Ser rebelde no es malo, es parte del proceso de afirmar la personalidad. Pero, a veces, los chicos tienen problemas de conducta en el colegio -aunque buenas notas- y, en casa, son groseros.
Las travesuras en el colegio deben ser resueltas por las autoridades del colegio, dentro de sus normas habituales. Y los padres deben ayudar a que el niño acepte los límites y sanciones escolares. Respecto al vocabulario, es importante transmitirle con claridad cuáles son las palabras que no debe utilizar con sus familiares. Hay que ser firmes, pero no violentos en esto. Los niños desean ser grandes y cuestionan la autoridad de sus padres, pero si éstos no rechazan su responsabilidad de criarlos ni pierden la paciencia ni el cariño, ellos comprenden a la larga que hay una medida para su rebeldía. Es bueno decirles que es positivo pensar diferente y querer cambiar las cosas, pero que deben pensar cómo hacerlo dentro de los límites que la sociedad -la escuela, por ejemplo- impone; de lo contrario, ellos son los que pierden al ser sancionados. Por el lado del vocabulario, no es mala idea buscar juntos palabras alternativas para expresar su malestar sin ser groseros.
4- Integración
No siempre es fácil hacer amigos nuevos y hay chicos que se quejan porque sus compañeros los rechazan.
A veces el deseo de agradar juega en contra, porque el chico se pone demasiado a disposición de los otros, cediendo en juegos, juguetes y relatos. Es un tema de cuidado, por eso conviene ayudarlos a lograr su autonomía de acción y de pensamiento. Un comienzo puede ser invitar compañeritos a casa y observar lo que sucede. No esta mal ayudar a los chicos a seducir amigos. Por ejemplo, preguntarle si quiere invitarlos a tomar la merienda, hacer una torta o realizar un juego en grupo. Pero es la nena o el nene el que debe decir qué hacer con sus amigos. Luego, se le puede preguntar al niño cuál de sus compañeros prefiere y eso puede dar una idea de lo que él desearía de sí mismo.
5-Y ¿Si se niega a estudiar?
Hay chicos que se resisten a ser independientes y a tener obligaciones. Por ejemplo, un nene de 10 que no quiere hacer los deberes.
Construir independencia exige paciencia.
Es importante que el nene entienda qué las sanciones y notas son para él y no para mamá o papá.
De todas maneras, a los 10 años aun se está en edad de ser asistido en el estudio; son pocos los chicos totalmente responsables.
Pero ya conocen sus obligaciones; si tienen o no tarea, por ejemplo. También, que no es lo mismo hacerla que no hacerla.
Para ayudarlos se puede hacer un trato.
Primero, hablarles de las ventajas de adquirir autonomía y de no tener a mamá metida todo el tiempo en sus cosas; también, de las desventajas: que dejarán de ser chicos y que los triunfos y fracasos son propios.
Luego, decirles que a sus padres les da pena que dejen de ser pequeños, pero que es parte de la vida. Y preguntarles si están dispuestos a hacer un trato para comenzar a crecer.
Otra estrategia es dejar de mirar sus cuadernos, y decirles que se los seguirá ayudando pero que ellos deben avisar cuando es necesario.
Al mismo tiempo, hay que hablar con la maestra y decirle que se tomara esta medida por una semana; así, si la docente ve que el niño nunca hace sus deberes puede avisar por nota.
De este modo, es la escuela la que exige la responsabilidad del chico y la presencia de los padres, y no la desesperación de éstos. No está mal recompensar el crecimiento. Y es importante que el padre participe, al menos revisando sus carpetas. Además, conviene indagar qué otros aspectos se niega a aceptar, porque a veces la negativa a estudiar puede ser el rechazo a cosas que no se atreve a contar.
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